Parece mentira, que ya termine el colegio. En el Instituto El Talar, mi cole; al que entré en 3º grado, con carita asustada y sin conocer a nadie. Lugar donde crecí, viví las experiencias que me formaron como persona en la mayor parte. Donde vencí muchos de mis miedos, aprendí más de lo que decían los libros, y conocí gente realmente maravillosa y aquella que también está desencantada.
Ahí aprendí que uno está mejor riéndose en grupo, y no solo. Que vernos todas las
mañanas, -o tardes, como pasó el año último- es algo que hasta hace poco tomábamos como interminable. Como si toda la vida fuese a ser así, como si el fin estaría detrás del horizonte. Inalcanzable.
Te arrimas un poco más a unos, otro poco menos a otros; encontrás amigos, no tan amigos… ¡buenos compañeros! Encontrás chistes, discusiones, explicaciones, retos, silencios,
chismes… Puede que también haya encontrado ‘el amor’ entre las hojas rayadas y el liquid, dentro o afuera del curso… ja, ja… Ir todos los días, para ver a tus amigas, para joder con tus amigos, para esperar el recreo, para copiarse la tarea, para dormir en la hora de Pozzi, para sufrir en la hora de Genta… Ir todos los días para ver a esa persona o no querer ni pisar el escalón de entrada por temor a verla…
El colegio es el núcleo donde nos relacionamos con las personas durante la primer etapa de nuestras vidas. Y creo, que son las personas a las cuales llegamos a conocer mejor. Lo digo, porque es casi imposible convivir otros 6 o 7 años con la misma gente todos los días, compartiendo más que un curso. Lamentablemente, todo llega a su fin. Y es lo que más me asusta. ¿Seguiré viendo a aquellos que quiero? ¿Me querrán ver
cuando ya no vista la pollera escocesa y ande con la mochila de acá para allá? Porque ahora se nos viene el mundo, a darnos un cachetazo como el pingüino de Halls, para decirnos AHORA! Y no sé, no sé si estoy preparada para dejar de ver mi entorno como una obligación de 13:00 a 18:20 hs… No quieroo :(
Ahí aprendí que uno está mejor riéndose en grupo, y no solo. Que vernos todas las
mañanas, -o tardes, como pasó el año último- es algo que hasta hace poco tomábamos como interminable. Como si toda la vida fuese a ser así, como si el fin estaría detrás del horizonte. Inalcanzable.Te arrimas un poco más a unos, otro poco menos a otros; encontrás amigos, no tan amigos… ¡buenos compañeros! Encontrás chistes, discusiones, explicaciones, retos, silencios,
chismes… Puede que también haya encontrado ‘el amor’ entre las hojas rayadas y el liquid, dentro o afuera del curso… ja, ja… Ir todos los días, para ver a tus amigas, para joder con tus amigos, para esperar el recreo, para copiarse la tarea, para dormir en la hora de Pozzi, para sufrir en la hora de Genta… Ir todos los días para ver a esa persona o no querer ni pisar el escalón de entrada por temor a verla…El colegio es el núcleo donde nos relacionamos con las personas durante la primer etapa de nuestras vidas. Y creo, que son las personas a las cuales llegamos a conocer mejor. Lo digo, porque es casi imposible convivir otros 6 o 7 años con la misma gente todos los días, compartiendo más que un curso. Lamentablemente, todo llega a su fin. Y es lo que más me asusta. ¿Seguiré viendo a aquellos que quiero? ¿Me querrán ver
cuando ya no vista la pollera escocesa y ande con la mochila de acá para allá? Porque ahora se nos viene el mundo, a darnos un cachetazo como el pingüino de Halls, para decirnos AHORA! Y no sé, no sé si estoy preparada para dejar de ver mi entorno como una obligación de 13:00 a 18:20 hs… No quieroo :(Maggie AQ
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