
En primera instancia, te observo de lejos; como detrás de un vidrio apenas frágil, apenas denso. Viajo a través del aire que te envuelve, el que rozas apenas con tus pestañas para devolverme la mirada. Y es ahí cuando trato de evitar la sonrisa delatora que brota, que pinta mi rostro, de esa tontería inocultable. Y crece, crece exponencialmente. Luego sonríes también a medida que tus pasos te acercan a donde estoy; y tal vez, me adelante un poco, un paso o dos.
En mi imaginación dibujo sutilmente con la punta de mi dedo, muy suave, casi intangible, el contorno de tu boca. Cierro los ojos y siento mi respiración acelerarse, o no, puede que haya cesado. ¿Puede que si? El pulso, aumentado a su mayor exponente, se hace presente en mis oídos y ¡Ay...! La magia se desvance y mis pupilas absorben toda la luz posible, y te veo.
En mi imaginación dibujo sutilmente con la punta de mi dedo, muy suave, casi intangible, el contorno de tu boca. Cierro los ojos y siento mi respiración acelerarse, o no, puede que haya cesado. ¿Puede que si? El pulso, aumentado a su mayor exponente, se hace presente en mis oídos y ¡Ay...! La magia se desvance y mis pupilas absorben toda la luz posible, y te veo.
Y es ahí cuando tengo miedo de que desaparezcas.
Texto & Imagen by Maggie AQ




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